Los
Quarks
Miguel
García Guerrero
El
ser humano, curioso por naturaleza, siempre se ha cuestionado a si mismo
no sólo de que está hecho; sino también como están
conformadas todas las cosas que lo rodean. No es raro que en nuestra
temprana edad desarmemos cuanto aparato se nos pone enfrente, sólo
para saber de que está hecho, e incluso no falta quien (a modo
de cirujano) abra a sus mascotas para conocer su interior.
Esta
curiosidad condujo muchos hombres de ciencia a desarrollar esfuerzos
que nos ha permitido llegar a tener, hoy en día, un conocimiento
razonablemente acertado de la estructura de la materia. Con este artículo
se pretende darle al lector una perspectiva clara de las partículas
más pequeñas que conocemos.
Los
Quarks son un concepto que se ha venido manejando por casi 50 años,
hace 35 que confirmamos su existencia, sus propiedades se han ido descubierto
a lo largo de las últimas décadas y le dan sustento a
la materia como la conocemos pero, con todo lo anterior, muy poca gente
tiene una idea clara de que son estas partículas.
Vamos
a iniciar un viaje en el que buscaremos conocer estas partículas,
cuyo nombre nos remite irremediablemente al característico sonido
de los patos, que juegan un rol sumamente importante en nuestro universo.
Para este viaje será muy útil tener a punto nuestra imaginación,
que nos ayudará adentrarnos en las microscópicas profundidades
de la materia.
Nuestro
trayecto inicia contigo amigo lector, seguramente un ser humano que
ávidamente lee este artículo, y te pregunto ¿sabes
de que estás hecho? Seguramente tu primer respuesta sea: de carne
y hueso (o tal vez alguna de las otras cosas que discutiremos más
adelante, pero por lo pronto nos quedamos con carne y hueso).
De
hecho debemos ampliar esta concepción que está muy metida
dentro de nuestra propia concepción: los seres humanos estamos
hechos de sistemas (como el respiratorio o digestivo), que son integrados
por órganos formados por tejidos. Dichos tejidos están
formados por la unidad fundamental de la vida, al menos como la conocemos:
las células.
Las
células nos conforman a todos los seres vivos, desde las gigantes
ballenas a los microscópicos protozoarios, su apariencia no sólo
varía dependiendo del tipo de ser vivo que componen sino también
de la función que dentro de este desarrollan. Su tamaño.
En el caso de los animales la cuenta de células por ser vivo
alcanza los miles de millones.
Por
practicidad nos veremos obligados a introducir la notación científica
para expresar las dimensiones de las partículas que vayamos revisando.
En el caso de las células su tamaño fluctúa, dependiendo
de los factores mencionados anteriormente, alrededor de las micras (una
micra es una millonésima de metro, 0.000001 metros) esto es 1
X 10-6 metros, el número negativo nos indica el numero de dígitos
que debemos recorrernos después del punto decimal.
En
general podemos hablar que estas unidades fundamentales de la vida (descubiertas
en el siglo XVII por Robert Hooke) cuentan con rasgos comunes en su
composición, como el núcleo, cromosomas y citoplasma,
entre otros, pero si hablamos de un componente común en todas
las células tenemos que dar un brinco. Sin importar el ser vivo
del que se trate y su función todas las células están
hechas por millones de moléculas.
Las
moléculas no son sólo componentes de los seres vivos,
sino de la materia en general. Todo lo que observamos a nuestro alrededor,
con la excepción del Sol y las estrellas, está conformado
por moléculas. Son la parte más pequeña en que
una sustancia pura puede ser dividida sin perder sus propiedades.
En
la naturaleza existen un sinnúmero de moléculas diferentes,
que reciben sus características de los elementos que las conforman.
Actualmente se conocen más de 100 elementos químicos que
conforman toda la materia del universo, dichos elementos encuentran
su unidad más pequeña en los átomos.
Los
Griegos Leucipo y Demócrito los bautizaron, hace más de
2400 años. Átomo significa indivisible. Lo consideraban
la unidad fundamental de la materia, la partícula más
pequeña. En este caso no podemos hablar de que los griegos descubrieron
el átomo, sino que predijeron su existencia.
Tuvieron
que pasar casi 2000 años para que se iniciara la serie descubrimientos
que nos han permitido llegar a conocer a fondo las propiedades al interior
del átomo, los esfuerzos de científicos como Dalton, Thomson,
Rutherford, Bohr, Pauli y Heisemberg (entre otros) han sido invaluables
para el conocimiento de la partícula que resultó no ser
tan indivisible.
-El
átomo mide alrededor de 1X10-10 metros y está conformado
por tres partículas, llamadas protones (carga positiva), neutrones
(carga neutra) y electrones (carga negativa). Los protones y neutrones
se encuentran en un cúmulo central llamado núcleo, cuyo
tamaño es de 1X10-14 metros, mientras que los electrones giran
alrededor de este.
-El
átomo es unas 10,000 veces más grande que el núcleo,
si el átomo fuera un estadio de futbol el núcleo sería
del tamaño de un balón.
-Los
protones y neutrones tienen un tamaño de 1X10-15 metros. La tecnología
actual no nos permite medir objetos de un tamaño menor de 1X10-18
metros y sólo hemos sido capaces de determinar que los electrones
son más pequeños que eso, aún no tenemos claro
que tan pequeños.
-Los
electrones no pueden girar en la órbita que se les antoje sólo
pueden ocupar las órbitas cuya energía sea proporcional
a la constante de Planck multiplicada por un número entero. Para
cambiar de órbita un electrón debe emitir energía
(para acercarse al núcleo) o recibirla (para alejarse). Ningún
electrón se puede acercar más al núcleo de lo que
permite la primer órbita.
-Es
imposible saber con precisión la posición y velocidad
de un electrón en el átomo al mismo tiempo, entre mejor
conocemos una menos sabemos de la otra. Los electrones son en realidad
al mismo tiempo ondas y partículas.
Finalmente
parecía que se llegaban a conocer las partículas fundamentales
de la materia, se había logrado dar respuesta a esa pregunta
ancestral que comentamos inicialmente. Pocas décadas duró
la satisfacción ya que se estaba por alcanzar el descubrimiento
de una nueva partícula fundamental.
En
1955 se propone, como resultado de un análisis matemático
de las propiedades de las partículas atómicas, la existencia
de partículas fundamentales llamadas Quarks, mismas que integrarían
a los protones y neutrones. Murray Gell-Mann tomó el nombre de
una palabra que aparece en la novela "Finnegan´s Wake"
de James Joyce. La leyenda cuenta que tras leerla soñó
que tres aves en vuelo le decían "Tres Quarks para Mr. Gell-Man"
una y otra vez, lo que lo empujó a denominar así a la
partícula recién descubierta.
En
1968 experimentos, realizados en aceleradores de partículas,
revelaron la estructura de las partículas nucleares y confirmaron
la existencia de los Quarks, que conforman a las partículas del
núcleo atómico.
Los
Quarks que conforman la mayor parte de la materia se dividen en dos
tipos "up" (arriba) y "down" abajo, un protón
está hecho por dos Quarks up y uno down, un neutron está
hecho por dos down y uno up. Existen otros tipos, que los científicos
llaman sabores, de Quarks menos comunes llamados raros: "charm"
(encanto), "top" (cima), "strange" (estraño)
y "bottom" (fondo). Los 4 últimos sólo se han
observado en el laboratorio, nunca en la naturaleza.
Estas
partículas cuentan con la particularidad de ser las únicas
cuya carga eléctrica es una fracción de la del electrón,
cosa nunca antes observada en la naturaleza.
Las
masas que actualmente se tienen consideradas para los Quarks son aproximadas,
ya que no podemos encontrar estas partículas aisladas en la naturaleza.
Los valores aproximados se obtienen a través de experimentos
de alta energía.
Otra
curiosidad es que la mayor parte de la masa de las partículas
nucleares proviene de la energía de los Quarks, ya que la suma
de sus masas es muy pequeña. Por ejemplo 2 arriba y uno abajo
juntos tienen una masa de 0.02 GeV/c2, que no es nada comparada con
la del protón (0.938 GeV/c2).
Debemos
señalar que en el mundo de las partículas subatómicas
expresamos la masa en términos de energía, ya que así
nos lo permite la expresión de Einstein E=mc2, entonces m=E/c2,
donde c es la velocidad de la luz (298,000 kilómetros por segundo).
La energía se expresa en miles de millones de electrón-volts
(GeV), que pareciera una cantidad grande pero disminuye notablemente
cuando lo dividimos sobre el cuadrado de la velocidad de la luz.
Para
el tamaño de los Quarks nos topamos con el mismo problema que
en el caso de los electrones, nuestra tecnología no es capaz
de medir algo tan pequeño. Tendremos que esperar una mayor capacidad
tecnológica para conocer su verdadero tamaño (que es menor
a 1X10-18 metros).
Cuando
yo cursaba la escuela secundaria siempre me pregunté como era
que, si las cargas eléctricas iguales se repelen, todos los protones
estaban juntos en el núcleo; era ilógico. En alguna ocasión
me dijeron que se debía a las fuerzas atómicas pero nunca
me explicaron más.
Pues
bien, resulta que la responsable de vencer la repulsión magnética
se le conoce como Interacción Fuerte(que recibe su nombre por
ser la fuerza más grande conocida en la naturaleza), y es nada
más y nada menos que responsabilidad de nuestros amigos los Quarks.
Esta
interacción que une a unos Quarks con otros (aún cuando
no estén dentro del mismo protón o neutrón) surge
de una propiedad llamada "Color". El color es a la interacción
fuerte lo que la carga al electromagnetismo.
El
color, que no tiene nada que ver con la radiación electromagnética
que observamos normalmente, implica el intercambio, entre los Quarks,
de partículas sin masa llamadas "gluones" (o pegones).
Estas partículas transmiten las fuerzas que mantienen juntos
a los Quarks, que conforme emiten y reciben gluones cambian de color.
Existen Quarks Verdes, Rojos y Azules.
La
importancia de los Quarks la podemos resumir diciendo que, junto a los
electrones, conforman toda la materia en el Universo. De hecho en los
primeros segundos después de la Gran Explosión toda la
materia conocida se concentraba en un mar de Quarks y electrones, las
únicas partículas primordiales.
Se
trata pues de unos "Patos Primordiales" a los Quarks, ya que
su nombre siempre nos recuerda al sonido emitido por estas aves. De
hecho podríamos atrevernos a especular que hasta pueden tener
forma de cara de pato, después de todo aunque no podemos justificar
nuestra aseveración, nadie es capaz de desmentirla. Al menos
por ahora. |