Ovnis
y Centellas
Miguel
García Guerrero
Una
fascinación de origen.
Imagina que observas una centella, sin duda resultaría un espectáculo
singular, una descarga eléctrica entre dos puntos en el aire
que eleva enormemente su temperatura y crea una bola de fuego. Difícilmente
se puede encontrar un fenómeno más fascinante o interesante,
a menos que desechemos la centella pensando que se trata de una nave
extraterrestre ¿cierto?
Siempre nos hemos sentido atraídos a pensar que no estamos solos
en el Universo. La enorme cantidad de estrellas en el firmamento, que
representan millones de sistemas planetarios, nos hacen soñar
con la posibilidad de contactar a una civilización extraterrestre.
Sin embargo, la cosa no es tan sencilla como algunos quisieran hacerla
parecer. Hay que tener en mente que con el gran número de estrellas
es claro que en ciertos momentos han existido y existirán seres
vivos inteligentes fuera de nuestro planeta. Lo que complica las cosas
es precisamente el hecho de que las vidas inteligentes se presenten
al mismo tiempo.
Tomando en cuenta los últimos cien años como la etapa
de desarrollo tecnológico que nos permite comunicarnos con el
exterior de nuestro planeta, nos damos cuenta de que no es más
que un suspiro comparado con los 15,000 millones de años de vida
del Universo. Incluso pensando que las otras civilizaciones fueran mucho
más avanzadas y longevas que la nuestra, las probabilidades de
coincidencia son pequeñas.
Aunado a lo anterior hay que tomar en cuenta las colosales distancias
que nos separan de las estrellas, ocasionando que un viaje interestelar
requiriera de muchos años; aún considerando que se viajara
a la velocidad de la luz. Cabe recordar que, de acuerdo a la Teoría
Especial de la Relatividad, nada puede viajar más rápido
que la luz.
Lo anterior, de ninguna manera, pretende afirmar contundentemente que
es imposible que extraterrestres vengan a contactarnos; sólo
señala que es poco probable. Tenemos que tener en mente, pues,
que cuando observamos Objetos Voladores No Identificados es mucho más
factible encontrarles una explicación satisfactoria en función
de factores no vinculados con vida extraterrestre.
¿Los
Marcianos llegaron ya?
Recientemente, en nuestro país causó gran revuelo la noticia
de que un avión de la fuerza aérea, que se encontraba
buscando narcotraficantes en Campeche, detectó, a través
de radar y cámara infrarroja, una serie de objetos voladores
no identificados (OVNI´s). Aparentemente estos objetos, que nunca
pudieron observar directamente, se desplazaban a grandes velocidades
casi de manera paralela a los aviones.
Tras la detección, que se llevó a cabo el 5 de marzo,
en mayo que se da a conocer el suceso de manera pública , mostrando
en televisión el video de la cámara infrarroja; paralelamente
se informa que se entregó una copia de los videos, para su análisis,
a Jaime Maussán.
Lo anterior nos lleva a preguntarnos ¿Porqué la Secretaría
de la Defensa Nacional le entrega el video a este señor?
Según la misma Secretaría, se procedió de esa manera
debido a que el citado Maussán es el único especialista
del tema OVNI en México. Si por especialista se refieren a quien
cree que todo lo que vuela y no sabemos que es está tripulado
por extraterrestres, pues si, él es el especialista.
Sin embargo si da lugar a reflexión el hecho de que una Secretaría
de Estado, que de una manera u otra representa la visión general
del gobierno, le de la espalda monumentalmente a la ciencia, asociándose
con un charlatán. No profundizaremos en el “currículum”
de Maussán para dedicar el tiempo del lector a algo útil.
Días después de que el video es difundido, científicos
del Instituto de Astronomía la Universidad Nacional Autónoma
de México dan a conocer, en una conferencia de prensa, su valoración
del famoso video; que por cierto nunca se hizo llegar a nuestra máxima
casa de estudios, sino que fue grabado de la televisión.
El análisis científico que se hizo del video llevo a la
conclusión de que los “objetos” eran centellas. Hicieron
hincapié en que se trata de un fenómeno muy interesante
y poco estudiado a nivel mundial, por lo que un procesamiento serio
de la información obtenida el 5 de marzo pondría a México
a la vanguardia del estudio de estos fenómenos.
El se maneja alrededor de la hipótesis de que habiendo un número
tan grande de estrellas con planetas a su alrededor, resulta imposible
que no existan planetas con vida inteligente. Si bien su idea suena
muy lógica, la cuestión no es tan sencilla. Lo que sucede
es que él no toma en cuenta que la posibilidad disminuye sustancialmente
cuando hablamos de vida inteligente simultánea a la de nuestro
planeta. Tomemos en cuenta que el tiempo de vida inteligente en la Tierra
(unos 10,000 años) es ridículo comparado con la edad del
Universo (15,000 millones de años). Más aún, ni
si quiera llevamos 100 años con capacidad de viajar y comunicarnos
fuera de nuestro planeta.
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